Es común que en las empresas, cuando ingresa un nuevo colaborador, se le asigne junto al PC corporativo un dispositivo móvil para desarrollar sus funciones. Y es normal que estos se ajusten a las políticas de seguridad de la empresa. Pero, ¿qué pasa cuando el empleado es quien trae su propio teléfono inteligente o tablet (BYOD)?. Las políticas de seguridad no pueden ser las mismas, pues se trata de un dispositivo propiedad del usuario, y probablemente unos de los elementos considerados más personales hoy día.