Debido a la acogida de nuevas tecnologías y tendencias como la movilidad y la nube por parte de las empresas y el aumento de las amenazas y su complejidad, muchas empresas han tenido que repensar su estrategia de seguridad e implementar nuevas tecnologías para responder a los nuevos retos. Por eso hoy escuchamos continuamente sobre sistemas de detección de brechas (BDS) parcheo virtual, tokenización, gestión de dispositivos móviles (MDM) y un listado interminable de tecnologías “2.0” y “next generation”. Esto ha hecho que los viejos conocidos como el antimalware sean relegados a un segundo plano e incluso sean dejados a un lado dentro de los esquemas de protección de la información.