A medida que las empresas crecen, sus áreas de tecnología se enfrentan a la necesidad de robustecer los equipos que las conforman y segregar diferentes funciones para afrontar los retos -que no son pocos- de forma ágil y efectiva. Por esta razón hoy vemos áreas de seguridad, infraestructura, cumplimiento, aplicaciones o redes que tienen prioridades y presupuestos independientes. El problema es que en muchos casos estas áreas no están completamente alineadas y proyectos de seguridad que afectan a las organizaciones de forma transversal, como la gestión de identidades privilegiadas (PIM, por sus siglas en inglés), se ven truncados o retrasados por la lucha de poderes. ¿Qué hacer entonces para vender al interior de la organización un proyecto de estos?.