Hace un par de años, sitios web reconocidos como Facebook y Google dejaron de funcionar repentinamente. Fue una epidemia de inactividad, que afectó entre algunos otros, a estos dos grandes de Internet.
Muchas personas pueden sorprenderse por que este tipo de cosas ocurran y que servicios tan importantes a nivel global puedan ser sacados de acción, además asumen inmediatamente que esto se debe a un extraño problema en los edificios que contienen los servidores.Realmente esto no ocurrió debido a una complicación extraña, sino a la falta de los balanceadores de carga adecuados. Estos dispositivos distribuyen el tráfico de los servidores en la red, permitiendo solicitudes simultáneas y controladas de manera rápida y confiable. Son tecnologías simples pero bastante necesarias.
Hace 10 años puede que muchas empresas no conocieran de su existencia, pero hoy en día todas ya deben conocer y usar balanceadores ya que los volúmenes de tráfico han aumentado drásticamente y las aplicaciones son más complejas que antes, soportar distintos elementos múltimedia y la interacción en tiempo real ha incrementado la demanda en la infraestructura.
Evidentemente no todas las empresas tienen el mismo tráfico de Google o Facebook, pero no se pueden permitir fallas de disponibilidad, entregar malas experiencias a los usuarios, u ofrecer mala calidad de servicio.
Tony Bourke, quien se especializa en networking, diseño e implementación de balanceadores, afirma que "los balanceadores de carga son el músculo que los sitios web necesitan", además dice que su uso es necesario porque, múltiples servicios en una sola aplicación pueden verse rápidamente afectados si la carga no es repartida.
Lo recomendable es usar el balanceador adecuado para cada compañía, depende de la cantidad de tráfico que mueva y sus necesidades especificas; asimismo, es importante reconocer que incluso la tecnología más básica de balanceadores de carga seguirá en uso, pues funcionan perfectamente; pero según las necesidades de cada empresa se puede considerar hasta el uso de un ADC (application delivery controller), el cual funciona a nivel de la capa más alta, proveen la misma escalibilidad, disponibilidad y confiabilidad pero incluyen características avanzadas para el dinamismo de hoy.
